La experiencia cinematográfica, concepto relacionado con la exposición del espectador al contenido audiovisual, genera un análisis delante de numerosos mecanismos implicados en relación a la atención, la memoria y la emoción.
Esta experiencia es un acontecimiento que es interpretado por el cerebro del observador a través de mecanismos intersubjetivos que desencadenan en una reacción emocional. Según Histein y Ramanchandran (1999), un espectador puede sentir emoción delante de una obra de arte porque el cerebro reacciona a los colores, a las formas, las texturas y otros elementos que utiliza el artista en la búsqueda de respuestas concretas. En este mismo punto, el director de cine involucra al espectador gracias a los recursos del arte cinematográfico: guion, fotografía, montaje , sonido, etc…
El proceso de información de una imagen o un película es una experiencia sensorial que el cerebro del participante asocia con experiencias del pasado, según Hasson et ál. (2008), son recuerdos que se encuentran latentes y que se involucran en las emociones. De esta forma si el acontecimiento es significativo queda registrado en la memoria como una experiencia previa y se activara delante de situaciones similares en la vida, para desencadenar respuestas conductuales y emocionales. Estas son denominadas según Damasio (1994) “marcadores somáticos”. Por tanto, el cine acaba formando parte de nosotros, de nuestras experiencias vicarias (aquellas que observamos pero no vivimos de forma directa).
Muchas teorías en el campo de la comunicación audiovisual apuntan que la motivación del espectador y la satisfacción de la visualización del consumo audiovisual están relacionados principalmente por la satisfacción de la curiosidad y la experiencia de las emociones que le aporta (Bartsch & Viehoff, 2010; Mary Beth Oliver, 1993; Tan, 2008; Vorderer, Klimmt, & Ritterfeld, 2004; Dolf Zillmann, 1988).
Las emociones tienen un papel fundamental en las obras audiovisuales, tanto dentro del relato como de las experiencias del propio personaje. El mecanismo de la empatía con estos protagonistas es lo que se ha denominado “contagio emocional” del espectador, donde entre diversas teorías, las neuronas espejo son las precursoras de este proceso.
En consecuencia, la experiencia audiovisual va más allá del entretenimiento, acaba formando parto de procesos que nos modulan; aprendemos de lo que vemos, nos emocionamos y disfrutamos gracias a una serie de procesos cognitivos que se dan durante su visualización. ¿Puede el contenido audiovisual modificar hasta nuestra conducta?
Paul Zak i William Casebeer (2015) demostraron como una narración podía alterar la química del cerebro a través de la proyección de una película dramática sobre un padre que criaba a un hijo con cáncer terminal; los cerebros de los participantes respondieron creando dos neuroquímicos: cortisol y oxitocina. El cortisol enfoca la atención al desencadenar una sensación de angustia, mientras que la oxitocina genera empatía al desencadenar nuestro sentido de cuidado. La conclusión fue que cuanta más oxitocina se liberaba, más empatía sentían los participantes por los personajes de una historia. El estudio también encontró que aquellos que tuvieron mayores niveles eran más propensos a donar dinero a organizaciones benéficas relacionadas con la temática visualizada.
Las emociones, la curiosidad, las vivencias de los personajes tomadas casi como nuestras propias vivencias y las disonancias cognitivas que pueden provocar los conflictos de la historia son elementos que se han estudiado desde la neuro comunicación audiovisual. Si analizamos la estructura narrativa, el tema central de la ficción siempre se ha centrado en las consecuencias del conflicto. Siempre se parte de un conflicto como catalizador del proceso de transformación que sufrirá el espectador al mismo tiempo que el personaje durante todo el viaje de la historia. Rush y Dancyger (2007) llamaron a este proceso “Restorative Form”, es decir una crisis en un el mundo ordinario del personaje que comporta un conflicto que debe ser solucionado al final de la historia. Esta resolución es esperada por el espectador. Así, las historias gracias al conflicto nos ponen en situaciones extraordinarias, y es a través de estas disonancias cognitivas que nos harán también evolucionar a nivel personal y social. El aprendizaje a través del conflicto amplían nuestra capacidad empática. Según Robert Mckee en su libro «El Guión»(2002) «los eventos narrativos producen cambios llenos de significados en la situación de la vida de un personaje, se expresan y experimentan en temas de valor y se consiguen a través del CONFLICTO». La resolución del conflicto es lo que aporta satisfacción al espectador, llegando a intervenir áreas del sistema dopaminérgico propias del placer y la recompensa.
En este blog me gustaría mostrar los estudios, investigaciones, y en conclusión la influencia del cine como experiencia potenciadora de procesos emocionales y empáticos que condicionan al sujeto modificando su conducta, creencias y emociones. Para estudiar este fenómeno me guio por una visión multidisciplinar. Desde este punto de vista se relacionan teorías en base a la neurociencia, comunicación audiovisual, psicología y sociología.
BIBLIOGRAFÍA
- Ramachandran, Vilayanur & Hirstein, William. (1999). The Science of Art: A Neurological Theory of Aesthetic Experience. Journal of Consciousness Studies. 6. 15-51.
- Hasson, U., Landesman, O., Knappmeyer, B., Vallines, I., Rubin, N., & Heeger, D. J. (2008). Neurocinematics: The Neuroscience of Film. Projections, 2(1), 1-26. https://doi.org/10.3167/proj.2008.020102
- Damasio, A. R. (2005). En busca de spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Crítica, S. L., Barcelona. (Título orig.: Looking for Spinoza: Joy, Sorrow and the Feeling Brain. Harcourt. 2003)
- Bartsch, Anne & Viehoff, Reinhold. (2010). The Use of Media Entertainment and Emotional Gratification. Procedia – Social and Behavioral Sciences. 5. 2247-2255. 10.1016/j.sbspro.2010.07.444.
- OLIVER, MARY. BETH. (1993). Exploring the Paradox of the Enjoyment of Sad Films. Human Communication Research, 19(3), 315-342. https://doi.org/10.1111/j.1468-2958.1993.tb00304.x
- Vorderer, P., Klimmt, C., & Ritterfeld, U. (2004). Enjoyment: At the heart of media entertainment. Communication Theory, 14(4), 388–408. https://doi.org/10.1111/j.1468-2885.2004.tb00321.x
- ZILLMANN, D. (1988). Mood Management Through Communication Choices. American Behavioral Scientist, 31(3), 327-340. https://doi.org/10.1177/000276488031003005
- Iacoboni M. Imitation, empathy, and mirror neurons. Annu Rev Psychol. 2009;60:653-70. doi: 10.1146/annurev.psych.60.110707.163604. PMID: 18793090
Jorge Valdés
enero 3, 2021¡Hola, Miss! Gracias por tu artículo, pero me gustaría mucho que también incluyeras las fichas bibliográficas de los textos referenciados. Que tengas un buen año.
MissFriki_Drakarys150483
febrero 15, 2021¡Hola! Perdona no había visto el comentario hasta ahora. Sí, es cierto, en los demás posts los he incluido pero en este concreto se me pasó. Pero añadiré la bibliografía de estas referencias. Un saludo.