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“La experiencia fílmica es como un juego en que el espectador, conducido por la curiosidad cognitiva, obtiene placer en el descubrimiento, motivado por ello mismo y no por cualquier uso que pueda darle a ese conocimiento así obtenido” ( Ed Tan, 2013)
ALFRED HITCHCOCK, LA CURIOSIDAD COMO ELEMENTO FÍLMICO
Muchas teorías en el campo de la comunicación audiovisual apuntan que la motivación del espectador está relacionada principalmente por la satisfacción de la curiosidad (o interés intrínseco) y la experiencia de las emociones. La esencia de la narrativa audiovisual básicamente como la literaria necesita “la anticipación, la curiosidad, el suspense y la sorpresa”. Cuando nos ponemos a ver una película estamos deseando saber qué pasará y cómo.
Una de las aportaciones extraordinarias que hizo Hitchcock en el cine es que transformó el espectador pasivo, un simple receptor de información, en un receptor activo, aquél que recibe, analiza y construye y finalmente acaba formando parte del juego. Sin saber aún como funcionaba el cerebro del receptor, Hitchcock se antepuso a todas las teorías de motivación y curiosidad que luego la neurociencia ha ido investigando.
Alfred Hitchcock por tanto, buscaba un espectador cómplice, donde ofrecía un alfabeto de símbolos con un significado concreto que esperaba que el espectador descubriera detrás de unos elementos cotidianos que, entrelazados, tomaban sentido.
Bordwell (1985) en su libro «Narration in the Fiction Film» comparó el parecido entre el descubrimiento de los eventos de una película por parte del espectador y la actividad de un detective al tratar de descubrir las diferentes incógnitas y pistas del caso. El espectador se comporta de este modo como un detective sumergido en un proceso cognitivo en búsqueda del sentido de lo que está visionando; y se mueve por unas reglas conocidas indirectas relacionadas con la estructura narrativa, la coherencia y la congruencia. Es decir, sabemos que en un película de terror los personajes se enfrentaran a peligros, y que en una película de amor el personaje dudará en dejarse llevar o frenar lo que está sintiendo etc…
Basándonos en las teorías de Bordwell, la complejidad perceptiva de una película nos demanda una construcción activa y compleja. La idea de la “construcción activa” implica un espectador pensante, debido a que el espectador tiene que hacer algo más que percibir movimiento, interpretar imágenes y sonidos, es decir, la tarea de “darle sentido a la película”, es básicamente la de “hacer inferencias”, las cuales surgen de una “formación sucesiva de hipótesis” . Nos convertimos en unos pequeños científicos.
Lo que debemos resaltar aquí, entonces, es que las “pistas” de carácter sensorial dadas por la película como entidad material, no son nada sin la actividad lógica–“constructiva” –a partir de dichas pistas, la que genera la curiosidad y la motivación hacia la narrativa. A este nivel, el de la construcción de la historia mediante inferencias hipotéticas, lo que hace el espectador cinematográfico no se distingue absolutamente en nada de lo que hace el lector de novelas.
La curiosidad puede ser una motivación intrínseca ( es aquella motivación que no proviene de una recompensa externa, como un premio, sino de tu propia recompensa, por ejemplo sentirte realizado) que lleva al espectador a ponerse delante de la pantalla y a seguir con atención el relato audiovisual.
William James, uno de los padres del Funcionalismo, consideró que la curiosidad era un instinto y señaló dos tipos de curiosidad. Por un lado, consideró una función biológica de la curiosidad como un mecanismo de exploración instintiva del entorno. El segundo tipo de curiosidad señalado por James es la «curiosidad científica» y «asombro metafísico» (James, 1890, p. 429). De esta forma, tendríamos curiosidad por la presencia de estímulos novedosos, aquellos que nos ayudan a conocer el entorno, pero también por aquellos que nos aportan información que nos sirve para asociarla con aquella otra ya almacenada que requiere el uso de la lógica, y en este sentido el cine utiliza referencias a otras películas para implicar al espectador como cómplice de esa información y ese juego científico.
Lo que todas estas definiciones e investigaciones nos aportan es que la curiosidad necesita la novedad, la complejidad, la sorpresa… dado que aumentarían el interés y/o motivación del espectador. Si la estimulación disminuye demasiado, nos nos sentimos motivados para aumentar el nivel de alerta, es decir nos aburrimos, y por tanto dejamos de prestar una atención focalizada a la película.
Sin embargo, cuando el nivel se eleva demasiado, sentimos la necesidad de reducirlo, es decir, películas demasiado complejas o con información novedosas sin distensión pueden hacer que también perdamos atención. Así, los estímulos novedosos o sorpresivos dirigen la conducta hacia ellos porque resultan placenteros. La curiosidad es considerada una “emoción del conocimiento”, queremos conocer y queremos sentirnos bien después de resolver la historia (Kashdan, Rose, & Fincham, 2004; Silvia & Kashdan, 2009).
La satisfacción proporcionada por la curiosidad se relaciona con un bienestar positivo a través del circuito dopaminérgico y la liberación de dopamina. Los estados de curiosidad implican especialmente al núcleo accumbens y al cerebro medio (Gruber, Gelman, & Ranganath, 2014).
El sistema dopaminérgico también se conoce como el sistema de recompensa del cerebro. Este neurotransmisor se activa para que logremos objetivos, como por ejemplo averiguar lo que está pasando mientras miramos una película. El hipocampo, fundamental en la formación de la memoria, también se beneficia de nuestra expectación y se activa más cuando mostramos interés. El tándem sistema de recompensa-hipocampo hace al cerebro más receptivo para aprender y retener información, incluso si esa información no es de particular interés o importancia. Es precisamente esa curiosidad que de forma natural surge cuando nos sumergimos en una novela u otro tipo de lectura, la que nos lleva a recordar hasta los más pequeños detalles y nos permite seguir el argumento. Y es un truco que el cine conoce bien, es por esto, que aquellas películas que nos gustaron, que cumplieron nuestras expectativas, y nos hicieron incrementar nuestro nivel de dopamina, recordamos más que aquellas que nos parecieron insulsas.
¿Cómo le indicaba Hitchcock a sus espectadores que eran un elemento clave en su historia?
Creando símbolos, que no sólo se encontraban dentro de la película sino que usaban en toda su filmografía, una especie de código que te daba información de segundo nivel, no sólo perceptiva, sino de análisis, y así creaba la magia de la curiosidad, del deseo por conocer.
Algunos ejemplos de simbolismo son:
- Los pájaros. En sus películas, los pájaros son el presagio de muerte o del horror, nos anuncian que una algo malo se aproxima. En Atrapa a un Ladrón (To Catch a Thief) cuando John Robie se sube a un autobús en la Riviera francesa, se sienta en la última fila al lado de una señora que carga una jaula con dos pájaros; En Vértigo el broche que usa Madeleine en su vestido es un ruiseñor; Las palomas de un mago anticipan el ataque de un espía a la pareja de Alarma en el expreso (The Lady Vanishes); En Psicosis, Norman Bates es un taxidermista de aves. Y no podía faltar la película que llevara este símbolo a su máxima culminación: Los pájaros (Birds) en el que comienza con una tienda de periquitos, luego con una gaviota que picotea la cabeza de Melanie Daniels (Tippi Hedren) y después los canarios, tordos, gaviotas y cuervos que, a medida que avanza la película, se van abalanzando sobre los habitantes de Bodega Bay (California). (Bass, S., 2012)
- Las llaves. Representó un componente clave (nunca mejor dicho) en términos de desarrollo y resolución de la trama. Como elemento simbólico, alude al medio para descubrir lo oculto o proteger lo secreto. Facilita el conocimiento y es un elemento de poder para el que la posee, pues permite acceder al misterio que pocos tienen a su alcance. Por tanto, si vemos una de sus películas con este elemento sabemos que esa llave es la clave para resolver un enigma.
Desde el significado de determinadas melodías hasta la decoración, todo aquello que va a aportarte información perceptiva era importante para Hitchcock, cada detalle que ayudaría de forma consciente e inconsciente a resolver lo que estaba pasando y a hipotetizar lo que podría llegar a pasar, adentrándote en la historia. Cualquier ingrediente tiene una o varias connotaciones que ayudan a la creación de hipótesis y al aumento de la curiosidad. De ahí que sus películas trasciendan más allá del simple entretenimiento que ofrece el suspense, nos invita a participar.
Para finalizar, os propongo un juego, ¿en qué películas Alfred Hitchcock utiliza las llaves como un elemento simbólico? ¿Cuál era el significado en ellas?
[1] Trías, Eugenio. “Vértigo y pasión: un ensayo sobre la película Vértigo, de Alfred Hitchcock”. 2ª ed, Destino, Barcelona, 1997.
[2] Idem.
[3] Turffaut, François. “El cine según Hitchcock”. 1ª ed. Editorial Alianza, 1993.
[4] Bordwell, David; Thompson, Kristin. «Arte cinematográfico». 6ª ed, MCGRAW-HILL / INTERAMERICANA DE MEXICO, 2002
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