«Lo que vemos cambia lo que sabemos. Lo que conocemos, cambia lo que vemos” (Piaget)

Una de las películas más destacadas de 2023, galardonada con cuatro premios Óscar, fue Poor Things (Pobres criaturas), una obra extraña y conmovedora dirigida por Yorgos Lanthimos. Basada en la novela homónima de 1992, la historia sigue a Bella desde su concepción antinatural hasta sus procesos de maduración.

Los espectadores descubren que, en su vida anterior, Bella fue Victoria, una mujer embarazada que se suicidó. El eminente cirujano Godwin Baxter encuentra su cuerpo tras la muerte y advierte que el feto aún está vivo. En un giro propio de la ciencia ficción, trasplanta el cerebro del feto al cuerpo de Victoria, dando origen a Bella: una mujer físicamente adulta, pero con el cerebro de un recién nacido. Esta condición convierte al aprendizaje en el eje central de su existencia: un aprendizaje social, moral y, finalmente, de autoconocimiento.

Para entender todo el proceso de Bella y su desarrollo hay que entender el concepto de tabula rasa. John Locke, filósofo influyente del empirismo inglés, negaba la posibilidad de que nazcamos con esquemas mentales que nos aportan información acerca del mundo. En cambio, como buen empirista, Locke defendía la idea de que el conocimiento se crea mediante la experiencia, con la sucesión de eventos que vivimos, la cual va dejando un poso en nuestras memorias. Así pues, a la práctica Locke concebía al ser humano como una entidad que llega a la existencia sin nada en la mente, una tabula rasa en la que no hay nada escrito. Si bien esta idea posee parte de verdad, debe matizarse a la luz de teorías posteriores como las de Piaget y Vygotsky, quienes consideraban la interacción con el entorno como condición necesaria para el aprendizaje. Surge entonces la pregunta: ¿es el cerebro humano realmente una tabula rasa? La respuesta parece compleja, ya que existen capacidades innatas determinadas por nuestra biología. Somos el resultado de la evolución y de la adaptación al medio, lo que implica límites y predisposiciones en nuestra manera de interactuar con el mundo. Así, no todo depende exclusivamente del contexto social o cultural.

Y entre estos dos mundos vemos a Bella, una mujer con un cerebro en el que no hay experiencias previas, no hay vivencias ni aprendizaje (inicialmente), y una mujer que se mueve dentro de una vulnerabilidad  propiamente humana centrada en temas como: la dependencia afectiva de los demás ( con su «padre» por ejemplo), el saber quién es y qué hace en el mundo (autoconocimiento y autoconcepto) , la necesidad de estar con los demás y de encajar dentro de un grupo (cognición social) …. Y es como somos animales sociales, animales que desarrollaron una parte cognitiva superior para entender a los demás como forma de supervivencia. Y no podemos negar que hay una parte primitiva e innata que sirve a un sistema reproductivo que está compuesta por una serie de capacidades psicológicas para el cortejo, para la seducción y para el despliegue de talentos conductuales que proporcionan recompensas reproductivas y no sólo de supervivencia. Por tanto, hay una parte que sigue la línea de conductas innatas (alejándose de las normas sociales, como el placer y la necesidad reproductiva y/o sexual) y que Bella expresa con mayor intensidad de lo normal al no tener la inhibición suficiente del córtex prefrontal debido a que su cerebro está en desarrollo. Aún no es capaz de entender normas sociales, de comprender por qué hay conductas que no deben usarse en un contexto determinado o incluso de entender que sus acciones pueden tener consecuencias.

¿POR QUÉ BELLA NO SABE COMPORTARSE EN SOCIEDAD Y SE DEJA LLEVAR POR SUS IMPULSOS?

El córtex prefrontal es la última parte del cerebro que se desarrolla y no llega a alcanzar su máxima capacidad hasta aproximadamente los 21 años. La corteza prefrontal es la zona del cerebro que tiene como propósito el control de las funciones ejecutivas como la inhibición de conductas, la focalización de atención, la toma de decisiones, la modulación de emociones, los juicios morales…. En el caso de Bella su cerebro que equivale al de un niño no está 100% desarrollado, eso le comporta una desinhibición de su conducta (es capaz de querer pegar a un bebé porque le molesta su llanto), no controla impulsos (por ejemplo los sexuales) y no gestiona de forma correcta sus emociones (pega a  su «padre» porque quiere bajar del carruaje a tomar un helado, no controla su ira).

El córtex prefrontal medial regula la búsqueda compulsiva de placer asociada al sistema de recompensa (comer, sexo, etc.) y contribuye al control de impulsos. En Bella, este sistema funciona casi como una adicción: una vez que descubre el placer, no logra inhibir la necesidad de repetirlo. 

Además, esta región nos permite modificar la conducta según el contexto, entendiendo que una misma acción puede ser apropiada en una situación y no en otra. Aquí se refleja lo que comentábamos antes sobre el cerebro como tabula rasa: lo aprendido puede transformarse a partir de la experiencia y el entorno.

Un estudio pionero de Beauregard et al. (2001) demostró cómo ciertas áreas cerebrales —como la circunvolución frontal inferior izquierda y la circunvolución frontal superior derecha— se activan cuando intentamos inhibir la excitación sexual. Estos hallazgos muestran la importancia del córtex frontal en la regulación de conductas instintivas.

¿POR QUÉ BELLA NO SABE ENTENDER LAS EMOCIONES O INTENCIONES DE LOS DEMÁS?

Un momento clave de Poor Things ocurre cuando Bella le dice a Duncan (interpretado por Mark Ruffalo) que percibe en él una emoción de rabia, pero no entiende la causa. Esto muestra que es capaz de reconocer emociones en los demás, pero aún no logra comprender el origen de esas emociones. Este aspecto se relaciona con la Teoría de la Mente, una habilidad cognitiva que nos permite entender que las otras personas tienen pensamientos, deseos, creencias y emociones diferentes a los nuestros. La ausencia de esta capacidad hace que Bella crea que todos son buenos y actúan con buenas intenciones, sin advertir lo que puede haber detrás de esas conductas. Un ejemplo claro de esto es cuando la madame del burdel la manipula para beneficiarse de ella, aprovechándose de su inocencia y sumisión.

En cualquier interacción social resulta imprescindible no solo captar qué dice alguien, sino también por qué lo dice, cómo lo expresa y cuáles son sus intenciones. Esa lectura de lo implícito permite anticipar reacciones, ajustar nuestro comportamiento y actuar de manera adecuada al contexto. Bella, en cambio, carece aún de estas herramientas. Por un lado, detecta la rabia de Duncan pero no entiende su origen; por otro, no puede reconocer las intenciones ocultas de la madame. Debido a su escasa experiencia social (al haber vivido recluida) y a la falta de maduración cerebral, Bella se enfrenta a un mundo hostil que no comprende. Como advierte su amigo en el barco: “somos bestias crueles”, en sintonía con la visión de Maquiavelo de que el ser humano es malo por naturaleza. Bella todavía no puede entender esa maldad, ni anticipar las intenciones ajenas, ni regular su propia conducta frente a tales situaciones.

¿EN QUÉ MOMENTO PODEMOS OBSERVAR QUE EL CÓRTEX PREFRONTRAL DE BELLA SE HA DESARROLLADO?

Podemos observar el desarrollo del córtex prefrontal de Bella a medida que evoluciona como ser humano. Inicialmente, Bella actúa guiada por el placer y los impulsos inmediatos, mostrando un comportamiento más instintivo y menos reflexivo. Sin embargo, a medida que interactúa con los demás, se generan mayores conexiones sinápticas en las áreas cerebrales responsables de la cognición social, lo que le permite comprender mejor tanto a los demás como a sí misma.

Es en este proceso de interacción y aprendizaje que Bella comienza a darse cuenta de que la conducta de Duncan hacia ella es tóxica y que no la trata con respeto. Asimismo, desarrolla la capacidad de identificar sus propios objetivos y deseos: busca independencia, planea obtener recursos económicos y aspira a ser médica. Estas habilidades reflejan un avance significativo en su función ejecutiva, pues ahora puede planificar, anticipar consecuencias, adaptarse a distintas situaciones y tomar decisiones conscientes sobre su vida.

En resumen, el desarrollo del córtex prefrontal de Bella se evidencia en su capacidad para evaluar sus relaciones, establecer metas personales y profesionales, y actuar de manera estratégica y autónoma. Este proceso marca su transición de un comportamiento impulsivo a uno más reflexivo y consciente.

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA

  • Beauregard, M., Lévesque, J., & Bourgouin, P. (2001). Neural correlates of conscious self-regulation of emotion. Journal of Neuroscience, 21(18), RC165.
  • Redouté, J., Stoléru, S., Grégoire, M. C., Costes, N., Cinotti, L., Lavenne, F., … & Pujol, J. F. (2005). Brain processing of visual sexual stimuli in human males. Human Brain Mapping, 16(1), 1–13.
  • Locke, J. (1690/1999). Ensayo sobre el entendimiento humano. Alianza Editorial.
  • Piaget, J. (1972). Psicología y pedagogía. Ariel.
  • Vygotsky, L. S. (1978). Mind in society: The development of higher psychological processes. Harvard University Press.
  • Miller, E. K., & Cummings, J. L. (2007). The prefrontal cortex: Executive and cognitive functions. Oxford University Press.
  • Fuster, J. M. (2008). The prefrontal cortex (4th ed.). Academic Press.
  • Lanthimos, Y. (Director). (2023). Poor Things [Película]. Searchlight Pictures.
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